
RESUMEN INTERVENCIÓN ACADÉMICO DE NÚMERO ALEJANDRO ABADÍA SESIÓN Teruel 22 de abril de 2023
Los sellos sobrecargados de la toma de Teruel. 1938
Es un sello no emitido, pero por las circunstancias, los personajes que intervinieron y la finalidad económica de su creación nos encontramos con una de las piezas más buscadas de la filatelia mundial.
La República necesitaba dinero para seguir soportando los gastos de una guerra que demoraba su final. Y sería don Fernando de los Ríos, embajador español en Washington, quien buscando asesoramiento en el comerciante norteamericano Arthur Barguer, proponen la creación, junto al Director del Timbre don Arturo Fernández Noguera y la firma comercial Del Tarré, en Barcelona, la Agencia Filatélica Oficial (AFO) (1) para emitir sellos de Correos que recogiendo momentos relevantes de la contienda sirviera para su venta a coleccionistas extranjeros con pago adelantado y en divisas por el problema español de las dos pesetas.
El hábito de atesorar efectos postales estaba muy arraigado en los países desarrollados, ocupando los sellos españoles un espacio relevante en la filatelia mundial. Y las autoridades postales no dudaron en dirigir parte de su producción filatélica a los mercados internacionales mostrando la Guerra Civil como un campo temático importante de coleccionismo. Pero la Republica buscó algo más: propaganda a través de la filatelia. Porque estaban descubriendo las oportunidades que ofrecía el coleccionismo para dar una mayor visión a su sentir ideológico y porque, además, con las emisiones de sellos se podían conseguir divisas con las que adquirir armamento y víveres. (2)
Se buscaba el ideal de liberación nacional contra las potencias fascistas; pero en aquellos momentos se necesitaba más atraer divisas para la causa. Y el sello se convirtió en un instrumento más dentro de la confrontación bélica.
LA SOBRECARGA DEL SELLO DE EL QUIJOTE. EMISION “NE”. 1938
El 5 de diciembre de 1937, Indalecio Prieto, ministro de Defensa, decide adoptar una iniciativa militar ante un previsible ataque nacional sobre Madrid y, descartando opciones más complejas y arriesgadas, se aprueba en Barcelona en Consejo de Guerra, el plan de ocupación de Teruel. Y el 8 de enero de 1938, las tropas republicanas toman la ciudad, constituyendo un hito histórico, ya que fue la única capital de provincia reconquistada a las tropas nacionales durante la contienda.
Este hecho traspasó fronteras y alimentó el pábulo de la esperanza republicana de ganar en el conflicto. Y, así, con la finalidad de dar la mayor proyección al acontecimiento y conseguir divisas, se decidió conmemorar el hecho con la emisión de un sello de Correos. El sello de la Toma se convierte para el Gobierno de Azaña en un mensajero de esperanzas porque se necesitaba rememorar algo y los sellos conmemorativos se vendían en el todo el mundo.
Pero ante la falta de recursos se decidió aprovechar los pliegos excedentes en la DGTM, de la emisión de 1905 del “III Centenario de la publicación de El Quijote” (Edifil 287/66) para habilitarlos con la fecha de la gesta y sobretasarlos con 30 céntimos. Consistía en utilizar el sello de 15 céntimos violeta (Edifil 259) adaptándolo a la tarifa para cartas ordinarias, s/ tarifa de 1 de abril de 1937, de 45 céntimos completando el franqueo. La decisión se oficializó en la Gaceta de la República el 12 de febrero de 1938, mediante Orden del Ministerio de Hacienda y Economía dirigida al director general de Timbre y Monopolios, que decía:
“Ilmo. Sr. La conquista de Teruel, acontecimiento grato desde un punto de vista estrictamente militar ofrece, al margen de la acción bélica, perspectivas igualmente halagüeñas, en cuanto supone la reincorporación a la República de un trozo de territorio nacional y la liberación de una masa de españoles, sometidas hasta ese momento y durante largos meses, a la arbitrariedad del fascismo.
Este segundo aspecto del triunfo, razón de nuestra lucha española, es el de más honda significación y merece destacarse, siquiera con la sobriedad de un sencillo recordatorio.
Por ello, este Ministerio se ha servido disponer:
1º Se autoriza a la Dirección General del Timbre y Monopolios para sobrecargar 500.000 ejemplares del sello de 15 céntimos, de la emisión conmemorativa del Centenario del Quijote, con la inscripción “Teruel, 21-12-37, 8-1-38”.
2º Los referidos efectos serán además habilitados, mediante una sobrecarga de 30 céntimos, para el franqueo de la correspondencia ordinaria.
3º La Dirección del Timbre determinará las fechas y lugares de venta al público a que se refiere la presente Orden y resolverá cuantas incidencias se susciten.
Lo comunico a V.I. para su conocimiento y efectos
Barcelona, 9 de febrero de 1938.”
VERSIONES DEL HECHO
Las circunstancias del momento –los nacionales ocuparon la capital trece días después de que se publicara la Orden- no aconsejaban su emisión, apareciendo en los catálogos como no emitidos; sin embargo, en el mercado existen ejemplares (un pliego de 50 sellos en tinta roja y cuatro pliegos, también de 50 sellos cada uno en tinta negra) que nos lleva a otras preguntas:
¿Quién hizo estas impresiones? ¿Cuándo y dónde se imprimieron? ¿Cuándo salieron al mercado? ¿Qué diferencias se observan en los tres pliegos sospechosos con los, presuntamente, auténticos? ¿Se manipularon los errores y variantes?
En nuestra investigación podemos hacer deducciones como que el retraso en la Orden y el hecho de que las tropas nacionales volvieran a conquistar la ciudad el 22 de febrero de 1938 no dio tiempo más que a imprimir la sobrecarga como prueba en dos pliegos: uno de la serie A 31,943, en tinta de color roja y un segundo pliego (A 031,997), en tinta de color negra.
Profundicemos en esta versión:
Con la derrota republicana en 1939, más de 30 motivos proyectados no se emitieron, y el depósito de sellos existente en Barcelona se traslada en 32 cajas de madera, en un primer momento a Salamanca y, meses más tarde, según informe de Ángel Bahamonde, (3) a Madrid; sin poder confirmar, por nuestra parte, que en esas cajas fueran los pliegos turolenses.
Dejando a un lado las consideraciones que pudieron concurrir en las diversas emisiones centrémonos únicamente en la sobrecarga turolense sobre la emisión del III Centenario del Quijote: Los pliegos constan de dos bloques de 25 efectos separados por un interpanel, portando numeración en la esquina superior derecha y en el reverso de cada uno de los sellos pertenecientes a cada pliego, observando las siguientes características y variantes:
“Con la sobrecarga en tinta roja, únicamente se conoce un pliego de 50 sellos, cuya numeración al dorso, tinta de color azul, es la A.031.943, observándose las variantes del “0” de, “+30”, volado. (Posición alineada en la parte superior del “3”, en lugar de estar alienado en su parte inferior)). Se conocen dos ejemplares, que podrían corresponder a los n. º 1 y 26 de la hoja. Y otra variante es el sello con esta misma variedad, pero con el “2” del número “21”, partido.
Debido al limitado número de ejemplares existentes podemos afirmar que sólo existe un bloque de cuatro y la sospecha de que no hay más de dos/tres ejemplares dobles. También, con respecto a esta sobrecarga está admitida la coincidente con el pliego impreso en tinta negra A.031.997, por lo que éste pasaría a complementarla en las versiones de tinta roja y tinta negra.
Respecto a la sobrecarga en tinta negra se conocen tres pliegos, además del reseñado A.031.997, con las numeraciones en azul al dorso: A.031.998, A.031.999 y A. 032.000, correspondiendo las variantes encontradas con algunas roturas de la parte interior izquierda del primer “8” de “8-1/38”, (¿) que no son muy significativas y el “0” de “+30”, volado en la posición 1 del pliego A.032.000, que viene a coincidir con la variante del pliego en rojo A.031.943.
Al observarse alguna diferencia en las sobrecargas con los pliegos (A.031.943 y A.031.997) y al haber aparecido un sello con impresión de la sobrecarga en tinta roja en el pliego A.031.999, es por lo que estudiosos del tema como Jordi del Tarré dejan la duda de la autenticidad de estos tres pliegos en tinta negra”.
¿Manipulación en las hojas A 31,998, A 031,999 y A 32,000, en tinta negra?
Las pruebas realizadas recientemente parecen confirmar diferencias entre los pliegos A.031,973 y A 31,997 con los otros tres, siendo más sospechosa por la aparición de un sello con sobrecarga en rojo en el pliego A.031,999.
Hay otra cuestión como son las decisiones e indecisiones recogidas en los catálogos para incluir o sacar de sus páginas estos tres pliegos para declararlos “buenos o falsos”. y la razón de catalogarlos como NO EMITIDOS.
Voces autorizadas como Tarré llaman a los pliegos A 031,943, con sobrecarga en roja y al A.031,997, con sobrecarga en negro, como MUESTRAS, pero nada opina de los otros tres pliegos, a los que Francisco Graus sí que se atreve a llamarlos “BASTARDOS”.
Estamos, pues, ante uno de los temas importantes de la filatelia española y con más fricciones, porque se enmarcan en una guerra civil, en un tiempo en que con los sellos se busca propagar esperanzas y generar ingresos. Pero a veces nos hace pensar que el mismo general Franco, olvidándose de atacar Madrid – con cuya victoria pudo adelantar el final de la contienda 14 meses- más que por orgullo y prestigio de reconquistar la primera capital de provincia perdida, lo que pretendió fue evitar la edición de un sello.
(1) El 1 de febrero de 1938, se constituyó en Barcelona la Agencia Filatélica Oficial, conocida por las siglas AFO; de hecho, bajo el control del comerciante filatélico norteamericano Arthur Barger, con el que había entablado negociaciones Fernando de los Ríos, embajador español en Estados Unidos.
(2) Versiones, no oficiales, aseguran que la venta de efectos aportó más de 6 millones de pesetas al gobierno republicano. (Recomendamos la lectura del artículo de Jesús García Sánchez “Sellos y Memoria. La construcción de una imagen de España, 1936-1945” donde encontraremos datos más concretos sobre todo el entramado de las distintas emisiones, tanto nacionales como republicanas, así como motivaciones y opiniones diversas apoyándose en una extensa bibliografía recogida en el mismo artículo basada en trabajos de Shelley, Apolloro, Bahamonde Magro, Martínez Lorente y Navarro Moreno; Martínez Pina, Montalván Álvarez, Nathan, Borden Muñoz, entre otros, por no citar a todos los investigadores que figuran en el trabajo.
(3) Ángel Bahamonde Magro, Catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad Carlos III de Madrid y miembro de la Academia Hispánica de Filatelia el que en su trabajo “La colección ‘La Guerra Civil española en sellos de correos”, dice sobre el álbum que “nace con la vocación de ser algo más que una recopilación de valores postales y un viaje en el tiempo hasta uno de los periodos más convulsos y fascinantes de la Historia de España y que es necesario poner en antecedentes al coleccionista, proporcionarle datos y orientarle a través de las trincheras -bélicas, políticas y también postales- que dividieron en dos a España, sin pretender una explicación erudita de lo que pasó en los servicios postales durante la contienda, sino explicar el origen de algunas de las mejores piezas de la filatelia española como el sello republicano dedicado a la Estatua de la Libertad y la Constitución de Estados Unidos, emitido para atraer las simpatías del gobierno norteamericano o de asuntos como la escasez de papel, que provocó que se reutilizasen emisiones dedicadas al tercer centenario del Quijote.
A continuación se muestran dos imágenes de la presentación.
Alejandro ABADÍA PARIS