
RESUMEN DE LA PONENCIA DEL ACADÉMICO DE NÚMERO D. JOSÉ ANTONIO HERRÁIZ. SESIÓN DE 22 DE ABRIL DE 2023, TERUEL
LA FECHA EQUIVOCADA
Errar es humano, y los empleados del correo no pueden escapar a esta conocida sentencia latina, puesto su humana condición no les exime de cometer equivocaciones en su trabajo diario, pero con la diferencia de que sus consecuencias terminan en los álbumes de los aficionados a la Filatelia y a la Historia Postal.
De entre los diversos ejemplos analizados con errores en los sellos de fechas en la pasada Sesión Académica de Teruel, se muestra a continuación uno de ellos, donde además se aprovechará para analizar otros aspectos colaterales.
Clasificada dentro de lo que podríamos llamar “fechas imposibles”, se trata de una tarjeta postal circulada de Beauvais (Francia) a Bilbao. El cancelador, del tipo “Daguin”, constaba de dos sellos de fechas, aparentemente iguales, aunque en uno de ellos figuraba una fecha completamente imposible: 91-12-04 (91 de diciembre de 1904). Afortunadamente el otro sello ayuda a solventar cualquier duda, con una fecha mucho más razonable: 16-12-04 (16 de diciembre de 1904) que sin duda es la correcta.
No hace falta tener mucha imaginación para darse cuenta de que el funcionario que preparó la máquina, cometió una falta en el montaje de uno de los sellos fechas, invirtiendo un “16” que quedó convertido inmediatamente en un “91”.
El análisis de la pieza no acaba aquí. Se observa que está tasada con 30 céntimos de peseta. El franqueo francés fue 10 céntimos de franco, inicialmente correcto para una tarjeta postal de Francia a España según la tarifa para países de la Unión Postal Universal vigente en Francia en aquel momento.
Figura 1. Anverso de tarjeta postal circulada de Beauvais (Francia) a Bilbao el 16 de octubre de 1904. Error en uno de los sellos de fecha “91-12-04”. Tasada con 30 céntimos de peseta por no aceptarse el formato dividido en dos mitades, una para escribir el texto de la correspondencia y otra para las señas del destinatario.
Sin embargo, el remitente cometió un grave error, ya que no prestó atención a la leyenda que figura en la parte superior de la tarjeta (figura 2): “Tous les pays étrangers n’acceptent pas la correspondance au recto. Se renseigner à la Poste” (Todos los países no a aceptan la correspondencia en el anverso. Infórmese en Correos). La “corresponendencia” que se indicaba debe entenderse como el texto escrito en la tarjeta. En aquel momento, países como España todavía no aceptaban el formato de tarjetas ilustradas que comenzaba a imponerse en algunos países europeos, principalmente Francia, donde se había permitido dividir el anverso en dos mitades, una para indicar las señas del destinatario y la otra para el mensaje. En España, el anverso estaba todavía reservado únicamente a la dirección del destinatario y al sello, quedando el reverso ilustrado para escribir cualquier mensaje si así se deseaba.
Figura 2. Detalle de la parte superior del anverso de la tarjeta con el mensaje en francés “Todos los países extranjeros no aceptan la correspondencia en el anverso. Infórmese en Correos”.
En consecuencia, la tarjeta se consideró a los efectos como una carta, para la que hubiera sido necesario un franqueo de 25 céntimos de franco, lo que implicaba una insuficiencia de 15 céntimos de franco, por lo que fue tasada con 30 céntimos de peseta (doble de la insuficiencia, el valor de la peseta y el franco francés eran equivalentes a efectos postales en 1904). El negocio para Correos era redondo, así se demuestra en la gran cantidad de correspondencia tasada que todavía se conserva de forma abundante en stocks de comerciantes y en colecciones privadas.
Este “negocio” empezó a declinar cuando por la circular nº 1 de 10 de enero de 1906, publicada en El Cronista de Correos nº 384 de 25 de enero de aquel mismo año (figura 3), España aceptó el uso del nuevo formato en las tarjetas procedentes o con destino a Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia y Países Bajos, lista de países que posteriormente se iría incrementando hasta convertirse en general.
Figura 3. Circular de 10 de enero de 1906 publicada en EL CRONISTA DE CORREOS en su edición de 25 de enero de ese año.